La mano

Irene nunca se había quedado sola en casa, desde la muerte de su madre su abuela procuraba estar siempre a su lado, pero esa noche no podía, dijo que tenía que empezar a hacer turnos extra en el hospital si quería mantener a su nieta y hacer frente a los gastos que cada vez eran mayores, pagar una casa que se caía a trozos situada en medio de un bosque sombrío, el material de la escuela, la luz que se cortaba, el agua que en invierno llegaba muy fría y en verano muy caliente...

Como esa iba a ser la primera noche fuera y para no dejar sola a su nieta de quince años le propuso invitar a una amiga suya a dormir, Irene entusiasmada con la idea invitó a una compañera de clase, Andrea, la cual aceptó. El señor del tiempo pronosticó lluvias esa noche, la abuela les preparó su comida favorita para esa cena sin reparar en gastos, bebida, patatas fritas, hamburguesa y un trozo de pastel a cada una de postre, y lo que sobró se lo dieron al gato como de costumbre. La abuela miró el reloj que señalaba las diez y media, se vistió rápidamente porque llegaba tarde, y con las lágrimas en los ojos dio dos besos a su nieta en la mejía, le dijo que la quería y la abrazó tan fuerte que pudo sentir los débiles latidos de su corazón cansado por los años.
Las dos chicas se tumbaron en el sofá tapadas con la manta debido al frío que hacía y encendieron la televisión para ver una película, sobre las doce menos cuarto se cortó la luz con la caída de un rayo, el gato que se estaba lamiendo la pata atemorizado por el ruido salió corriendo. Irene empezó a tener miedo y quería irse a dormir y se fueron cada una a una cama individual y cerraron los ojos.

-Irene, dame la mano, es que tengo miedo y mi padre siempre lo hace hasta que me duermo- Dijo Andrea.
Irene que también lo estaba deseando y accedió gustosamente.
-¡Qué fría tienes la mano!- exclamó Irene.
-¡No!, eres tú la que tiene la mano congelada.
Como no estaban para discutir en ese momento, intentaron conciliar el sueño.

Un día después, concretamente el 30 de Junio de 1997 podiamos leer en los titulares de los periódicos que dos jóvenes habían sido halladas muertas de forma misteriosa, no tenían lesiones físicas ni anomalías en los análisis de sangre la autopsia.
Lo inquietante de este asunto ya no es solo la muerte de las jóvenes, sino también la separación de casi dos metros entre sus camas...¿Se estaban dando las manos realmente entre ellas?

La historia se repite, ya pasó lo mismo con la madre de Irene. Y de nuevo, la abuela aparentaba quince años menos de los que tenía en realidad. ¿Están estas muertes ligadas al extraño método de rejuvenecimiento de la abuela? Faltan pocos días para el próximo 29 de Junio en el que se cumpliran 15 años de este extraño suceso, atentos a las noticias del día 30.

Otman Amesnaou Alouat para www.miproyectoyhobbie.blogspot.com.es