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Puedes encontrar una gran diversidad de relatos o artículos. Quiero hacer de mi blog algo completo para no hablar de un único tema, un poco de literatura y de vez en cuando algún artículo periodístico. ¡Que disfrutes!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Habitación 327

Despertó a las nueve de la mañana por el ruido de la camilla y el chismorreo de las enfermeras, era su nuevo compañero de habitación, al parecer era un joven que tuvo un accidente hace una semana y le trasladan a la tercera planta porque no queda sitio en la Unidad de Cuidados Intensivos, además, estaba mejorando favorablemente, ya casi se podía valer por si mismo. El anciano se alegró de tener a alguien con quien hablar, pues solo recibía la visita de la enfermera que le traía la comida.

-En tres semanas me dan el alta y seré libre, ¿tú cuanto tiempo llevas aquí? —Dijo el joven empezando la conversación.
-Casi no puedo moverme y he perdido la cuenta de los años que llevo aquí dentro, ¿acaso sirve de algo contar el tiempo?— Dijo el anciano con un aire melancólico.
-Sirve para saber el tiempo que falta para volver a casa con tu familia.
-¿Y cuando no tienes familia?

Se produjo un silencio incómodo de unos diez minutos, la exuberante apatía por la vida del viejo era fácilmente detectable, el joven miró por la ventana y se le ocurrió cómo animar al anciano.

-Veo como los niños juegan en el parque, ese chico de unos cinco años se divierte en el banco de arena simplemente llenando el cubo para vaciarlo de nuevo, hay una larga cola para montarse en los columpios, algunos se tiran por el tobogán y rápidamente van a subirse de nuevo y otros en cambio juegan a la pelota en la pista de fútbol, imágenes como esta animan el día a aquel que lo vea, es una lástima que usted no pueda acercarse a mirarlo.

El anciano imaginó la escena que le describió y esto sirvió para hacerle sonreír, pues tanta soledad le había ofuscado el ánimo. Cada día pedía al joven que le dijera qué veía, éste se asomaba y empezaba a contarle. El viejo tenía ganas de verlo con sus propios ojos, saber lo que siente el joven cuando se asoma a la ventana.

Dos noches más tarde, a las once y cuarto el compañero del viejo empezó a convulsionar, el mando con el botón de emergencia se le había caído, la enfermera de guardia estaba fumando fuera, tomándose su particular descanso de cinco minutos, el joven miró al anciano, mirada que suplicaba ayuda, éste cogió su mando, pero justo antes de pulsar el botón pensó en que si quería la cama de la ventana esta era su oportunidad, cerró los ojos e intentó ensordecer los oídos. Para cuando llegaron las enfermeras a reanimar al joven era demasiado tarde, la asfixia provocó su muerte.

A la mañana siguiente el viejo pidió que le cambiaran a la otra cama para tener cerca la ventana, aún estaba dolido por lo que pasó por la noche, pero la emoción pesaba más que la culpa, se asomó y lo vio, un triste solar descampado.

Otman Amesnaou Alouat para www.miproyectoyhobbie.blogspot.com

4 comentarios:

  1. Interesante la verdad, te hace reflexionar mucho en un aspecto personal, saludos, me gusto la verdad.

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  2. La verdad es que da que pensar ante la dificultad que se suele tener de percibir lo que otros ven. Mucha suerte con tu blog de aquí en adelante. Saludos.

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  3. Terrible. Una història impactant. Et posa el cor en un ai.

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  4. Tremendo final, me encanta!

    Otman, últimamente estoy descubriendo cosas de ti que hasta el momento desconocia. Y claro, son todas buenas... Una de ellas tu escritura: natural, buena y emocionante. Tal y como me gusta, enhorabuena.

    Nos leemos guapo :)

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